Esquema
A.
Las elecciones del 12 de abril
B.
La experiencia democrática republicana
I.
El bienio reformista (1931-1933)
II.
La Constitución de 1931
a.
Principales rasgos
b.
La cuestión religiosa
c.
La reforma militar
d.
La reforma agraria
e.
Las reformas sociales
f.
Reforma educativa
g.
Organización del Estado
i.
Cataluña
ii.
País Vasco
III.
Las elecciones de 1933
IV.
El bienio derechista (1933-1936)
a.
La CEDA
b.
Rectificación de las reformas de Azaña
c.
Amnistía de los militares sublevados en agosto
de 1932
d.
Octubre de 1934 y sus consecuencias
i.
Movimiento revolucionario
ii.
Conflicto entre el Gobierno central y la
Generalitat
· El presidente de la Generalitat, Lluís Companys,
proclama el Estado catalán dentro de la República federal española.
iii.
La revolución de Asturias
C.
Las secuelas de octubre y la agonía del segundo
bienio republicano
D.
El Frente Popular y las elecciones de 1936
I.
Componentes del FP
II.
Programa
III.
Azaña, presidente de la República
IV.
Amnistía para los condenados por los sucesos de
1934
V.
Recuperación de las líneas de actuación del
bienio azañista:
a.
reforma agraria,
b.
estatuto catalán
c.
educación
VI. El camino hacia la guerra civil
Antecedentes. De la Dictadura
a la República.
La II República fue
proclamada el 14 de Abril de 1931 cuando las elecciones municipales dieron como
vencedores a los antimonárquicos en la mayoría de las ciudades. Alfonso XIII, consciente de su difícil posición, se
exilió dejando el país convertido en una República.
La II
República fue recibida con desbordante entusiasmo popular, sin embargo,
significativos segmentos de la sociedad desconfiaban del nuevo régimen:
· A la
derecha, numerosos miembros del ejército y la Iglesia temían
que la República redujese su autoridad.
Los monárquicos eran fundamentalmente opuestos al concepto de
república. Muchos latifundistas se
oponían temían los cambios sociales que la República pudiese implementar.
· A la
izquierda, la República recibió un amplio apoyo, con la notable
excepción de los anarco-sindicalistas de
la CNT y la FAI.
Aún
más dramática resultó la división habida entre los mismos partidarios de la
República: una clase media defensora de un moderno sistema liberal capitalista
y socialistas del PSOE, un gran números de cuyos seguidores demandaban
cambios radicales.
La
fuerte crisis económica sería otro problema que dificultaría la andadura del
ilusionante proyecto republicano. Sin duda la exasperada protesta social vivida
durante la República obedeció a expectativas insatisfechas.
Un
Gobierno Provisional
presidido por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y
derecha, socialistas y nacionalistas, dirigiría el país hasta que unas nuevas
Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo régimen.
Constitución
Los principios políticos que
inspiran la Constitución de 1931 son la democracia, el regionalismo, el
laicismo y la economía social.
El
carácter democrático de la Constitución se refleja en la proclamación de la
soberanía popular, que se consagra en el sufragio universal. Se reconoce por primera vez el
voto de la mujer en condiciones de igualdad con el hombre. Los
principios democráticos se plasman también en una amplia declaración de
derechos políticos, civiles, sociales y económicos garantizados por el Tribunal
de Garantías Constitucionales.
En lo que a la distribución
de los poderes se refiere, los constituyentes de 1931 fortalecieron al
Parlamento frente al Ejecutivo y a la Jefatura del Estado.
En el ámbito de la cuestión religiosa,
la Constitución afirma en su articulo tercero que "el Estado no tiene
religión oficial". El artículo 27 establece la libertad de conciencia y de
culto. Resultó especialmente polémico el artículo 26, que suprimía todo apoyo
económico estatal a la Iglesia Católica y a las órdenes religiosas, que pasaban
a tener la condición de asociaciones, prohibiéndoseles el ejercicio de la
enseñanza.
Por primera vez en nuestra
historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de
Autonomía.
Entre
sus aspectos positivos hay que incluir su talante democrático avanzado y su
voluntad de ampliar los derechos individuales; entre sus inconvenientes: no
tener suficientemente en cuenta a la sociedad de su época. En la espinosa
cuestión religiosa, no se tomó una decisión consensuada, excluyendo un 25 por
ciento de los españoles del sistema republicano. La “quema de conventos” marcó
el tono de las relaciones entre la izquierda republicana y el catolicismo.
1ª Etapa: Bienio progresista
(1931-1933)
Tras aprobarse la Constitución,
se inició un nuevo período con un gobierno republicano-socialista presidido por Manuel Azaña. Niceto Alcalá Zamora
fue elegido Presidente de la República. El gobierno
emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable,
marcado por el ascenso del paro. Estas fueron sus principales medidas:
· Reformas
laborales, iniciadas desde el Ministerio del Trabajo por el socialista
Largo Caballero, que favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos y
encontraron la cerrada oposición de los empresarios.
· Reforma
educativa: Se concibió como uno de los instrumentos de regeneración
cultural y social más importante de la República (en ese sentido la República
era heredera de la ILE). Amplio programa de construcción de escuelas y
contratación de maestros con el fin de extender una educación laica,
obligatoria y gratuita. Se adoptó la coeducación. La Religión dejó de ser
asignatura obligatoria lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia. Otra
medida cultural importante fueron las Misiones Pedagógicas, propagadoras de la
cultura en el ámbito rural.
· Reforma
militar. Buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen y
propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se exigió el
juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se
negaran a ello al retiro voluntario con paga completa.
· Reforma
agraria: Se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria para
reasentar campesinos sin tierra en
latifundios insuficientemente explotados. Su aplicación fue un fracaso y muy
pocos campesinos se beneficiaron de la ley. Esto provocó un decepción
generalizada entre el campesinado en un contexto económico de paro creciente.
·
La política autonómica. La autonomía de Cataluña reconocía la
existencia de un Gobierno (Generalitat) y un Parlamento. El País Vasco obtuvo
la autonomía en 1936.
Este reformismo se ganó muchos
enemigos en la derecha. En agosto de 1932, el general Sanjurjo intentó derribar
el Gobierno mediante un intento de golpe de Estado. Desde la extrema izquierda,
los anarquistas hostilizaron al Gobierno por su carácter “burgués”. La
represión de la sublevación en Casas Viejas (enero de 1933) evidenció la difícil
posición de la coalición gobernante. Su descomposición se produjo cuando los
socialistas -desengañados por la lentitud de las reformas- se apartaron del
Gobierno. Un sector de PSOE empezó a radicalizarse.
2ª
Etapa: Bienio radical-cedista (1934-1935)
Las elecciones de noviembre de 1933 dieron un
vuelco político a la situación, dando la mayoría al centro-derecha. El partido con más
diputados fue la CEDA,
seguido por el Partido Radical,
que se había desplazado hacia posiciones conservadoras. En un primer momento,
gobernaron los radicales de Lerroux, con apoyo parlamentario de la CEDA, y empezaron
a rectificar las
medidas reformistas del bienio anterior. En octubre de 1934 entraron en el Gobierno tres ministros
de la CEDA. La reacción de una parte de la izquierda -temerosa de que fuese el
final de la República- fue romper la legalidad mediante dos movimientos:
· La revuelta catalana: el
presidente de la Generalitat Companys proclamó el Estat Catalá.
Rápidamente reprimida por el ejército, el Estatuto fue suspendido.
·
La revolución de Asturias: la
izquierda obrera (encabezada por el PSOE) planteó una huelga general
revolucionaria en toda España. Solo consiguió hacerse con el poder en Asturias,
donde se mantuvo durante dos semanas.
La represión del Gobierno fue
muy dura, trayendo tropas del ejército africano. Hubo miles de detenidos. El
clima político y social se enrareció mucho. En 1935, el escándalo de corrupción
del “estraperlo” afectó seriamente al Partido Radical. La CEDA de Gil Robles
pidió entonces el poder al presidente de la República. Pero Alcalá Zamora se lo
negó, e impuso gobernantes de transición, sin apoyo parlamentario, que tuvieron
que convocar elecciones anticipadas. Las izquierdas -después del fracaso de
1934- habían iniciado un proceso de convergencia: el Frente Popular. Republicanos de
izquierda, socialistas y comunistas pactaron un programa común para presentarse
a las próximas elecciones.
3ª Etapa: Frente Popular
(febrero-julio 1936)
En las elecciones de febrero de
1936, el Frente Popular
triunfó por un escaso margen de votos ante el bloque derechista. Las
candidaturas de centro se hundieron. Hubo una polarización política y social. Azaña formó un Gobierno
compuesto solo por republicanos de izquierda. Los partidos de base obrera del
Frente Popular se limitaban a un apoyo parlamentario. Retomaron la política reformista anterior, pero a
un ritmo más acelerado. Las bases populares forzaron una política de hechos
consumados, posteriormente legalizada: la amnistía de presos políticos o la
ocupación de fincas en Andalucía y Extremadura para continuar la reforma
agraria. Se repuso la Generalitat de Cataluña, con su presidente
Companys. Hubo rebrotes de anticlericalismo. Militares políticamente
sospechosos fueron alejados de los centros del poder: Franco (Canarias), Goded
(Baleares) y Mola (Pamplona). Medida ineficaz, porque la conspiración -en marcha desde marzo- fue dirigida por el propio general Mola.
Azaña
pasó a ser presidente de la República, tras la destitución de Alcalá Zamora. El
nuevo jefe del Gobierno, Casares Quiroga, fue incapaz de frenar una situación
de antagonismo creciente. En cada sector, las posiciones extremistas ganaban terreno. En la
izquierda, las juventudes del PSOE se unieron a las del PCE: Juventudes
Socialistas Unificadas. Los anarquistas siguieron luchando por implantar su
utopía libertaria mediante la “acción directa”. En la derecha, el fracaso de la
CEDA favoreció opciones partidarias de derribar la República por la fuerza
militar. Falange Española se implicó en una espiral de atentados y fue
ilegalizada por el Gobierno. El clima de violencia culminó en julio con
los asesinatos del teniente de asalto Castillo (socialista) y, en represalia,
del diputado monárquico Calvo Sotelo.
El 17
de julio estallaba la sublevación militar en Marruecos.
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