jueves, 3 de abril de 2014

La II República



Esquema
 A.  Las elecciones del 12 de abril
 B.   La experiencia democrática republicana
 I.         El bienio reformista (1931-1933)
 II.      La Constitución de 1931
 a.    Principales rasgos
 b.   La cuestión religiosa
 c.    La reforma militar
 d.   La reforma agraria
 e.    Las reformas sociales
 f.    Reforma educativa
 g.   Organización del Estado
 i.      Cataluña
 ii.    País Vasco
 III.   Las elecciones de 1933
 IV.   El bienio derechista (1933-1936)
 a.    La CEDA
 b.   Rectificación de las reformas de Azaña
 c.    Amnistía de los militares sublevados en agosto de 1932
 d.   Octubre de 1934 y sus consecuencias
 i.      Movimiento revolucionario
 ii.    Conflicto entre el Gobierno central y la Generalitat
·    El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclama el Estado catalán dentro de la República federal española.
 iii.  La revolución de Asturias
 C.   Las secuelas de octubre y la agonía del segundo bienio republicano
 D.  El Frente Popular y las elecciones de 1936
 I.         Componentes del FP
 II.      Programa
 III.   Azaña, presidente de la República
 IV.   Amnistía para los condenados por los sucesos de 1934
 V.      Recuperación de las líneas de actuación del bienio azañista:
 a.    reforma agraria,
 b.   estatuto catalán
 c.    educación
 VI.   El camino hacia la guerra civil

Antecedentes. De la Dictadura a la República.
La II República fue proclamada el 14 de Abril de 1931 cuando las elecciones municipales dieron como vencedores a los antimonárquicos en la mayoría de las ciudades. Alfonso XIII, consciente de su difícil posición, se exilió dejando el país convertido en una República.
La II República fue recibida con desbordante entusiasmo popular, sin embargo, significativos segmentos de la sociedad desconfiaban del nuevo régimen:
·  A la derecha, numerosos miembros del ejército y la Iglesia temían que la República redujese su autoridad.  Los monárquicos eran fundamentalmente opuestos al concepto de república.  Muchos latifundistas se oponían temían los cambios sociales que la República pudiese implementar.
·  A la izquierda, la República recibió un amplio apoyo, con la notable excepción de los anarco-sindicalistas  de la CNT y la FAI.
Aún más dramática resultó la división habida entre los mismos partidarios de la República: una clase media defensora de un moderno sistema liberal capitalista y socialistas del PSOE, un gran números de cuyos seguidores demandaban cambios radicales.
La fuerte crisis económica sería otro problema que dificultaría la andadura del ilusionante proyecto republicano. Sin duda la exasperada protesta social vivida durante la República obedeció a expectativas insatisfechas.
Un Gobierno Provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas, dirigiría el país hasta que unas nuevas Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo régimen.
Constitución
Los principios políticos que inspiran la Constitución de 1931 son la democracia, el regionalismo, el laicismo y la economía social.
El carácter democrático de la Constitución se refleja en la proclamación de la soberanía popular, que se consagra en el sufragio universal. Se reconoce por primera vez el voto de la mujer en condiciones de igualdad con el hombre. Los principios democráticos se plasman también en una amplia declaración de derechos políticos, civiles, sociales y económicos garantizados por el Tribunal de Garantías Constitucionales.
En lo que a la distribución de los poderes se refiere, los constituyentes de 1931 fortalecieron al Parlamento frente al Ejecutivo y a la Jefatura del Estado.
En el ámbito de la cuestión religiosa, la Constitución afirma en su articulo tercero que "el Estado no tiene religión oficial". El artículo 27 establece la libertad de conciencia y de culto. Resultó especialmente polémico el artículo 26, que suprimía todo apoyo económico estatal a la Iglesia Católica y a las órdenes religiosas, que pasaban a tener la condición de asociaciones, prohibiéndoseles el ejercicio de la enseñanza.
Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía.
            Entre sus aspectos positivos hay que incluir su talante democrático avanzado y su voluntad de ampliar los derechos individuales; entre sus inconvenientes: no tener suficientemente en cuenta a la sociedad de su época. En la espinosa cuestión religiosa, no se tomó una decisión consensuada, excluyendo un 25 por ciento de los españoles del sistema republicano. La “quema de conventos” marcó el tono de las relaciones entre la izquierda republicana y el catolicismo.
1ª Etapa: Bienio progresista (1931-1933)
Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período con un gobierno republicano-socialista presidido por Manuel Azaña. Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República. El gobierno emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro. Estas fueron sus principales medidas:
· Reformas laborales, iniciadas desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo Caballero, que favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos y encontraron la cerrada oposición de los empresarios.
·  Reforma educativa: Se concibió como uno de los instrumentos de regeneración cultural y social más importante de la República (en ese sentido la República era heredera de la ILE). Amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros con el fin de extender una educación laica, obligatoria y gratuita. Se adoptó la coeducación. La Religión dejó de ser asignatura obligatoria lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia. Otra medida cultural importante fueron las Misiones Pedagógicas, propagadoras de la cultura en el ámbito rural.
·    Reforma militar. Buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales, se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa.
· Reforma agraria: Se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria para reasentar  campesinos sin tierra en latifundios insuficientemente explotados. Su aplicación fue un fracaso y muy pocos campesinos se beneficiaron de la ley. Esto provocó un decepción generalizada entre el campesinado en un contexto económico de paro creciente.
·   La política autonómica.  La autonomía de Cataluña reconocía la existencia de un Gobierno (Generalitat) y un Parlamento. El País Vasco obtuvo la autonomía en 1936.
Este reformismo se ganó muchos enemigos en la derecha. En agosto de 1932, el general Sanjurjo intentó derribar el Gobierno mediante un intento de golpe de Estado. Desde la extrema izquierda, los anarquistas hostilizaron al Gobierno por su carácter “burgués”. La represión de la sublevación en Casas Viejas (enero de 1933) evidenció la difícil posición de la coalición gobernante. Su descomposición se produjo cuando los socialistas -desengañados por la lentitud de las reformas- se apartaron del Gobierno. Un sector de PSOE empezó a radicalizarse.
2ª Etapa: Bienio radical-cedista (1934-1935)                                  Las elecciones de noviembre de 1933 dieron un vuelco político a la situación, dando la mayoría al centro-derecha. El partido con más diputados fue la CEDA, seguido por el Partido Radical, que se había desplazado hacia posiciones conservadoras. En un primer momento, gobernaron los radicales de Lerroux, con apoyo parlamentario de la CEDA, y empezaron a rectificar las medidas reformistas del bienio anterior. En octubre de 1934 entraron en el Gobierno tres ministros de la CEDA. La reacción de una parte de la izquierda -temerosa de que fuese el final de la República- fue romper la legalidad mediante dos movimientos:
·   La revuelta catalana: el presidente de la Generalitat Companys proclamó el Estat Catalá. Rápidamente reprimida por el ejército, el Estatuto fue suspendido.
·    La revolución de Asturias: la izquierda obrera (encabezada por el PSOE) planteó una huelga general revolucionaria en toda España. Solo consiguió hacerse con el poder en Asturias, donde se mantuvo durante dos semanas.
La represión del Gobierno fue muy dura, trayendo tropas del ejército africano. Hubo miles de detenidos. El clima político y social se enrareció mucho. En 1935, el escándalo de corrupción del “estraperlo” afectó seriamente al Partido Radical. La CEDA de Gil Robles pidió entonces el poder al presidente de la República. Pero Alcalá Zamora se lo negó, e impuso gobernantes de transición, sin apoyo parlamentario, que tuvieron que convocar elecciones anticipadas. Las izquierdas -después del fracaso de 1934- habían iniciado un proceso de convergencia: el Frente Popular. Republicanos de izquierda, socialistas y comunistas pactaron un programa común para presentarse a las próximas elecciones.
3ª Etapa: Frente Popular (febrero-julio 1936)
En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular triunfó por un escaso margen de votos ante el bloque derechista. Las candidaturas de centro se hundieron. Hubo una polarización política y social. Azaña formó un Gobierno compuesto solo por republicanos de izquierda. Los partidos de base obrera del Frente Popular se limitaban a un apoyo parlamentario. Retomaron la política reformista anterior, pero a un ritmo más acelerado. Las bases populares forzaron una política de hechos consumados, posteriormente legalizada: la amnistía de presos políticos o la ocupación de fincas en Andalucía y Extremadura para continuar la reforma agraria. Se repuso la Generalitat de Cataluña, con su presidente Companys. Hubo rebrotes de anticlericalismo. Militares políticamente sospechosos fueron alejados de los centros del poder: Franco (Canarias), Goded (Baleares) y Mola (Pamplona). Medida ineficaz, porque la conspiración -en marcha desde marzo- fue dirigida por el propio general Mola.    
Azaña pasó a ser presidente de la República, tras la destitución de Alcalá Zamora. El nuevo jefe del Gobierno, Casares Quiroga, fue incapaz de frenar una situación de antagonismo creciente. En cada sector, las posiciones extremistas ganaban terreno. En la izquierda, las juventudes del PSOE se unieron a las del PCE: Juventudes Socialistas Unificadas. Los anarquistas siguieron luchando por implantar su utopía libertaria mediante la “acción directa”. En la derecha, el fracaso de la CEDA favoreció opciones partidarias de derribar la República por la fuerza militar. Falange Española se implicó en una espiral de atentados y fue ilegalizada por el Gobierno. El clima de violencia culminó en julio con los asesinatos del teniente de asalto Castillo (socialista) y, en represalia, del diputado monárquico Calvo Sotelo.                                   
El 17 de julio estallaba la sublevación militar en Marruecos.

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