EL FIN DE LA HEGEMONÍA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: LA PAZ DE
WESTFALIA
Dentro
del marco de la política europea, la paz de Westfalia puso fin a la
guerra de los Treinta Años que fue además de una guerra de
religión, una lucha contra la monarquía universal de la Casa de
Austria. El resultado supuso el ocaso del dominio español en Europa
y del emperador en el Sacro Imperio
Germánico.
También se pusieron las bases en la Europa moderna del sistema de
estados independientes: se reconoció el poder de los diversos
principados alemanes, la Confederación Helvética se independizó de
Austria y Holanda de España. Así mismo, se estableció la
tolerancia religiosa en Europa, dando por obsoleta la guerra de
religión.
La
guerra de los Treinta Años provocó, además, la destrucción y la
miseria a gran escala de las zonas de guerra y tuvo consecuencias en
regiones no afectadas directamente por el conflicto bélico, pues
llevó a la bancarrota a la mayoría de los estados y príncipes
participantes, propiciando el estallido de revueltas interiores, como
fue el caso en los territorios de la Corona Española en los años
1640. Las necesidades fiscales de Madrid llevaron a la revuelta de
los reinos de Nápoles y de Sicilia, que fue sofocada. Más
importantes fueron las revueltas en la península Ibérica. La
sublevación catalana, con matices de revolución social, tuvo como
causa la presión fiscal que obligó al principado de Cataluña a
prestar mayor colaboración militar con Castilla. Cataluña se
separó con la ayuda de Francia, interesada en debilitar al enemigo
español. El principado estuvo separado durante 12 años y terminó
con la rendición de Barcelona (1652). Felipe IV concedió una
amnistía general y la promesa de respetar los fueros del Principado.
Portugal aprovechó esta crisis para separarse definitivamente de
España, entre otros motivos, porque la monarquía de los Austrias
había fracasado en la defensa de sus posesiones ultramarinas.
La paz
con Francia llegó con el tratado de los Pirineos (1659). Se perdió
el Artois en el Norte y el Rosellón y parte de la Cerdaña en la
frontera catalano-francesa. Aunque estas pérdidas pueden parecer
moderadas, la paz en sí significa la definitiva renuncia de España
a sus antiguas pretensiones de hegemonía europea y el inicio de la
hegemonía continental de la Francia borbónica. A partir de aquí
España sufrirá la pérdida paulatina de sus posesiones y de su
capacidad como potencia colonial en favor de los ingleses.
A la izquierda, un mapa del llamado "Camino español". A la derecha un mapa político de la Europa de mediados del siglo XVII. Destaca el mosaico político del Sacro Imperio Germánico.

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