miércoles, 16 de octubre de 2013

La Paz de Westfalia


EL FIN DE LA HEGEMONÍA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: LA PAZ DE WESTFALIA

Dentro del marco de la política europea, la paz de Westfalia puso fin a la guerra de los Treinta Años que fue además de una guerra de religión, una lucha contra la monarquía universal de la Casa de Austria. El resultado supuso el ocaso del dominio español en Europa y del emperador en el Sacro Imperio Germánico. También se pusieron las bases en la Europa moderna del sistema de estados independientes: se reconoció el poder de los diversos principados alemanes, la Confederación Helvética se independizó de Austria y Holanda de España. Así mismo, se estableció la tolerancia religiosa en Europa, dando por obsoleta la guerra de religión.
La guerra de los Treinta Años provocó, además, la destrucción y la miseria a gran escala de las zonas de guerra y tuvo consecuencias en regiones no afectadas directamente por el conflicto bélico, pues llevó a la bancarrota a la mayoría de los estados y príncipes participantes, propiciando el estallido de revueltas interiores, como fue el caso en los territorios de la Corona Española en los años 1640. Las necesidades fiscales de Madrid llevaron a la revuelta de los reinos de Nápoles y de Sicilia, que fue sofocada. Más importantes fueron las revueltas en la península Ibérica. La sublevación catalana, con matices de revolución social, tuvo como causa la presión fiscal que obligó al principado de Cataluña a prestar mayor colaboración militar con Castilla. Cataluña se separó con la ayuda de Francia, interesada en debilitar al enemigo español. El principado estuvo separado durante 12 años y terminó con la rendición de Barcelona (1652). Felipe IV concedió una amnistía general y la promesa de respetar los fueros del Principado. Portugal aprovechó esta crisis para separarse definitivamente de España, entre otros motivos, porque la monarquía de los Austrias había fracasado en la defensa de sus posesiones ultramarinas.
La paz con Francia llegó con el tratado de los Pirineos (1659). Se perdió el Artois en el Norte y el Rosellón y parte de la Cerdaña en la frontera catalano-francesa. Aunque estas pérdidas pueden parecer moderadas, la paz en sí significa la definitiva renuncia de España a sus antiguas pretensiones de hegemonía europea y el inicio de la hegemonía continental de la Francia borbónica. A partir de aquí España sufrirá la pérdida paulatina de sus posesiones y de su capacidad como potencia colonial en favor de los ingleses.
A la izquierda, un mapa del llamado "Camino español". A la derecha un mapa político de la Europa de mediados del siglo XVII. Destaca el mosaico político del Sacro Imperio Germánico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario