miércoles, 4 de diciembre de 2013

El político-militar


El político-militar
  1. Clasificación:
    Se trata de un fragmento de un ensayo de historia política titulado “ España, ensayo de historia contemporánea”, obra del escritor Salvador de Madariaga. Se trata por lo tanto de un texto historiográfico, fuente secundaria de naturaleza político- social que se refiere al papel de los militares y a su implicación política en la España del siglo XIX, que el autor critica.
  2. Autor:
    Salvador de Maradiaga (La Coruña, 1886 - Locarno, 1978). De ideología liberal, el primer gobierno republicano lo nombró embajador en Washington y en París. Fue ministro de Instrucción Pública y ministro de Justicia en el bienio radical-cedista de la II República. Al estallar la Guerra Civil se exilió a Inglaterra, y hasta su regreso a España en 1976 colaboró con organismos antifranquistas.
  3. Circunstancias espacio-temporales:
    Como este texto se publica en 1979, tras finalizar la dictadura franquista, ya en la democracia, y como su objetivo es revisar en sentido crítico el papel político que han tenido los militares en la historia contemporánea de España, se hace difícil no tener en mente a la figura de Franco, general golpista y principal protagonista de un largo período de la historia de España en el siglo XX. De hecho, algunos de los rasgos descritos: represión y fusilamiento de enemigos, catolicismo superficial, carencia de perfil intelectual, se ajustan perfectamente a su figura.
  4. Análisis
    1. Aclaración de nombres propios:
      • Narváez (1800-1868): Luchó con los constitucionales cuando se produjo la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luís. Participó en la guerra carlista y fue la principal figura de la llamada década moderada (1844-1854), siendo presidente del consejo de ministros en varias ocasiones. Era conocido como “El espadón de Loja” porque resolvía los problemas a golpe de espada. Poseía un carácter más dado a la acción que a la reflexión. Su método de gobernar incluía la declaración del estado de sitio, el encarcelamiento de sus enemigos y arrogarse unos poderes dictatoriales.
      • Riego (1785-1823): Militar que participó en la Guerra de la Independencia. De ideas liberales, se sublevó contra el absolutismo de Fernando VII, permitiendo el Trienio Liberal (1820 – 1823). La represión posterior le hará ejecutar.
      • O´Donnell (1809 – 1867): Militar que saltó al protagonismo político con motivo de la Vicalvarada (1854), que puso fin a la década moderada. También puso fin al bienio progresista (1854-1856). Fundó la Unión Liberal, partido de síntesis formado por la deserción de moderados y progresistas, que intentó conciliar la libertad con el orden y que llenaría la vida política española hasta 1863. Presidió el consejo de ministros en varias ocasiones, destacando el periodo 1858 – 1863. Tuvo una participación destacada en la caída de Isabel II (1868). O'Donnell consideraba las doctrinas y los dogmas políticos como trabas insalvables para la buena marcha del gobierno.
    2. Síntesis de las ideas esenciales:
      El texto traza el perfil psicológico de Narváez tomándolo como prototipo de político-militar intervencionista en el reinado de Isabel II, un reinado que algunos han llegado a denominar como “el régimen de los militares”. La intención es utilizar la psicología e incluso la sátira para denunciar “lo que ha sido la maldición de España en los tiempos modernos”.
      Según el texto, la formación intelectual del militar es exclusivamente castrense. Su doctrina, el orden mecánico; su interés en política lo suscita su gran autoestima y arrogancia, ya que solo busca “imponer su voluntad”. Considera, en su mentalidad estrecha, que los métodos del cuartel sirven para toda la sociedad, a quien pretende salvar de “los charlatanes de la política”. Sus métodos son la imposición de sus ideas por la fuerza (por ello desprecia la libertad de prensa) y la carencia de programa político. Se proclaman católicos pero su religiosidad no es sincera.
  1. Comentario
    La presencia activa de los militares en la vida política de España, aunque agudizada durante la implantación del Liberalismo, ya se daba en el siglo XVIII cuando los Capitanes Generales gozaban de amplios poderes en sus respectivas zonas. Sin embargo, el procedimiento de intervención armada denominado pronunciamiento comenzó en la primera mitad del siglo XIX y tuvo a las guerras de la Independencia (1808-1814 ) y Carlista (1833-39) como uno de los factores de la fuerte implicación de los militares en la vida civil española del siglo XIX. El general Espartero (progresista) y el mencionado en el texto Narváez (moderado) son los ejemplos de los más populares políticos intervencionistas de siglo XIX, que ocuparán la presidencia del gobierno junto con el general O´Donnell durante el reinado de Isabel II. Prim y Serrano lo serán durante el Sexenio Democrático, y Pavía y Martínez Campos inaugurarán la Restauración con sus acciones golpistas. Los pronunciamientos fueron sublevaciones protagonizadas por grupos de militares encabezados por algún jefe prestigioso. Muy frecuentes en la España del siglo XIX, los pronunciamientos pretendían provocar un cambio de gobierno mediante la fuerza y contaban con apoyo civil. Realmente los militares no actuaban como representantes de las fuerzas armadas, sino como representantes de un partido concreto, que así accedía al poder, ya que las elecciones solían estar siempre amañadas. Su funcionamiento era el siguiente: ante el descontento con un gobierno, comenzaba una conspiración en la que participaban militares y a veces personalidades de la vida civil. Llegado el día acordado, un alto cargo militar leía un manifiesto a las tropas del cuartel donde él tenía el mando. En el manifiesto denunciaba la situación, es decir, se pronunciaba políticamente al tiempo que daba su apoyo al partido en cuyo nombre lo hacía. En ocasiones contaba con la ayuda de otros militares que a su vez colaboraban desde otros cuarteles. Si no encontraba resistencia, el pronunciamiento triunfaba y el gobierno cambiaba, como por ejemplo el encabezado por Riego en 1820, o el de Vicálvaro de O´Donnell en 1854. En caso contrario, se procedía a una represión contra todos los militares implicados que acababa en el fusilamiento de los organizadores (ejemplos: el del general Torrijos en Málaga en 1831, o la ejecución de 66 militares tras el fallido golpe del cuartel de San Gil en 1866) o el exilio (como el del general Prim en Londres antes de la Gloriosa).
    Como señala el autor, la importancia y significado de los pronunciamientos militares en la historia contemporánea de España es grande y fue una de las principales peculiaridades que encontró la aplicación del liberalismo político en España durante el siglo XIX. A este fenómeno se conoce como pretorianismo español, que consiste en que las diferentes facciones políticas confían en los militares para alcanzar el poder mediante los pronunciamientos y los políticos gobernantes se apoyan sobre todo en la fuerza militar para mantenerse en el poder. El cambio político, por lo tanto, proviene casi siempre de pronunciamientos, lo que demuestra la debilidad del liberalismo español.
    Los otros factores que explican la debilidad del liberalismo español del XIX fueron: el imparcial papel de la Corona (Isabel II apoya siempre a los moderados), el corrupto sistema electoral que dejaba fuera del sistema político a amplios sectores de la población y que se basaba en el sufragio censitario (ampliado en la constitución de 1837 y reducido en la de 1845), y en el falseamiento de las elecciones (caciquismo, “pucherazo”), y la insuficiente e inoperante burguesía que no se preocupaba, en general, más que de sus intereses, ya que defendían su concepto de libertad dentro de un marco de defensa del orden y de la propiedad privada contra las fuerzas populares urbanas y campesinas, que amenazaban con romper este marco para participar también en el juego político, con lo que los militares se convertían en defensores de la estabilidad política, económica y social y purificadores, según la ideología romántica, ante la corrupción del poder civil o la amenaza popular. Los continuos pronunciamientos del periodo isabelino se trasformaron en alzamientos militares y, ya entrado el siglo XX, en golpes de Estado (Miguel Primo de Rivera en 1923 y Emilio Mola y Francisco Franco en 1936 contra la 2ª República) que determinarían importantes etapas de la Historia de España.
  2. Conclusión
    En conclusión, la intención del texto es, utilizando la ironía, explicar la importancia de los pronunciamientos en la figura del general Narváez, y la implicación del ejército en los cambios de gobierno a lo largo de la historia contemporánea española. Así, la vida política española contemporánea ha discurrido entre el fraude electoral y el mesianismo militar. El último testimonio de esto último: el golpe fallido del 23 de febrero de 1981, a pesar de estar supeditado el papel de los militares al establecido por la Constitución de 1978.
        El general Franco bajo palio.

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