miércoles, 30 de abril de 2014

Franquismo


Esquema
  1. Ideología
    1. Anticomunismo
    2. Antiliberalismo
    3. Antiparlamentarismo
    4. Nacional Catolicismo
    5. Nacional Sindicalismo
    6. Tradicionalismo
  2. Política
    1. Falange
    2. Monárquicos
    3. Ejército
    4. Iglesia
    5. Tecnócratas del Opus Dei
  3. Apoyo social:
    1. Grandes propietarios
    2. Burguesía industrial
    3. Banca
    4. Empresarios y especuladores
    5. Clases medias
    6. La Iglesia
  4. Los primeros años (1939-1950)
    1. El Nuevo Estado
    2. Represión
    3. Racionamiento
    4. Maquis
    5. Bloqueo internacional y autarquía
  5. Años cincuenta
    1. Apertura internacional (tratado EEUU, Concordato)
    2. Liberalización económica
    3. Ayuda económica internacional
    4. Primeras protestas
    5. Ley de Principios del Movimiento Nacional
    6. Descolonización de Marruecos.
  6. Período 1959-1975
    1. Renovación de la dirección (tecnócratas y reformistas)
    2. Expansionismo económico
    3. Crece la oposición
    4. Apertura
  7. Institucionalización del régimen
    1. Leyes Fundamentales

El franquismo no fue una dictadura totalitaria, sino más bien una dictadura personal basada en la adhesión de los vencedores a la persona de Franco (Caudillaje), quien se presenta como figura providencial. La dictadura tomó plena forma durante 1938-1939 con una nueva ley que ratificaba la autoridad de Franco y su potestad de promulgar decretos, con una fuerte presencia del Ejército y de la Iglesia, un estatuto de prensa opresivo que sometía toda publicación a una rígida censura, un sistema nacional sindicalista que controlaba y regulaba trabajo y producción, y una judicatura y educación fuertemente purgadas. La Ley de Responsabilidades Políticas dictó una política de vencedores y vencidos. La represión fue brutal hasta 1950.
No tenía un ideario concreto aunque su régimen puede definirse en términos de nacional-catolicismo, nacional-militarismo, nacional-patriotismo, antidemócrata, antiliberal, antiinstitucional, antiparlamentario y antipluralista. Uno de sus objetivos prioritarios fue su supervivencia. Su lema: orden, unidad y aguantar. Recibió el apoyo social de la Iglesia, la alta burguesía financiera y empresarial, los latifundistas y unas clases medias nacidas en los años del desarrollismo económico.
La política se caracterizó por su moderación, flexibilidad y capacidad de evolución (desde el fascismo de los 40 hasta la dictadura desarrollista de los 60). La indiferencia de Franco por la política hizo que cobrara importancia el Consejo de Ministros y que los ministros tuvieran un margen importante de poder. Franco se limitó a ejercer un arbitraje salomónico: no apoyar a ninguno de las personalidades enfrentadas, sino apartar a ambas del gobierno. Los gobiernos eran coaliciones informales formadas por las distintas familias políticas (carlistas, monárquicos, falangistas, católicos y los llamados tecnócratas) en que existía un complicado modelo de relaciones clientelísticas de influencias fluctuantes.
En la última etapa el poder se agrupaba en clientelas personalistas que se enfrentaban por el poder o por la apertura, pero no por ideología alguna. La falta de institucionalización era, no testimonio de debilidad, sino muestra de capacidad de adaptación.
La tentación fascista y la supervivencia (1939-1951)
Del Estado totalitario al nacional-catolicismo (1939-1945)
Los acontecimientos exteriores son los que determinan no sólo la política exterior sino, también, la interior. Así, tras la derrota de Francia por Alemania, Franco proclama la “no beligerancia” que fue en realidad una prebeligerancia. El régimen vive la tentación fascista y se identifica con la causa del Eje, que duró hasta la caída de Mussolini y el desembarco de Normandía, que hacía prever la victoria de los aliados. Tras estos acontecimientos, el régimen siguió un incierto camino hacia la neutralidad.
Se promulga la Ley de Cortes (1942) con un componente tradicionalista sin capacidad de acción y decisión.
Del aislamiento a la inserción internacional (1945-1950)
Presión de los aliados contra el régimen, que es excluido del plan Marshall y de los organismos internacionales. Francia cierra su frontera con España. El régimen padece años de ostracismo y practica la defensa numantina.
Franco recurre al catolicismo político para acercarse a las Democracias Cristianas de la Europa de su tiempo.
Se acomenten unos cambios cosméticos: momentánea desaparición de la secretaría general del Movimiento, que reaparecería pasada la tormenta. Se promulga el Fuero de los Españoles: mera declaración de derechos, sin consecuencia alguna, para ocultar la realidad vergonzante. Con el referéndum de 1947 se quiso dar una apariencia democrática. Se promulga la Ley de Sucesión que legitima el régimen como monarquía , que reconoce a Franco como regente de por vida. En 1948, Don Juan Carlos es enviado a España.
Autarquía y racionamiento: política social y económica en la década de los 40.
A causa de la destrucción del aparato productivo y la lentitud de la reconstrucción, hubo un descenso de la productividad y de la renta nacional. Se impone la autarquía (economía de autosuficiencia) sin intercambios exteriores, fundamentada no en la conveniencia sino en el nacionalismo. España vive una economía rígida de racionamiento con el parco consumo sometido a una cartilla de racionamiento que nació con carácter provisional pero que duró doce años. El mercado negro y el estraperlo fueron consecuencia del rígido intervencionismo estatal.
El apogeo del régimen (1951-1965)
Del aislamiento a la inserción internacional (1951-1965)
En el concierto internacional, los factores de índole estratégica se imponen a los de carácter ideológico. Con la guerra fría aumenta la tolerancia respecto del anticomunista Franco. Se firma el Concordato con la Santa Sede (1953) y se pacta con Estados Unidos (bases militares a cambio de ayuda económica). Para el régimen supuso la revalidación internacional del Estado español por una autoridad moral y una gran potencia capitalista. Llegados a este punto la oposición exterior a Franco había fracasado y la interior llevada a cabo por los guerrilleros maquis totalmente desbaratada.
El cambio en la política y en la realidad económicas
En los años 50 llega la ayuda económica y diplomática norteamericana. España es admitida en la ONU (XII, 1955) y se vincula a organizaciones internacionales como la OECE, el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional. Hubo un crecimiento importante de un 8 % anual en la industria. Se pasa de una economía mayoritariamente agraria a otra semi-industrial. No hay que olvidar un factor importante: la renta de situación, es decir, la de un país situado en el extremo sudoccidental de una Europa industrial floreciente como era en la época.
En 1957 hay enfrentamientos armados en Ifni y en 1958 se inicia con renuencia la descolonización de Marrruecos.
De la oposición política a la oposición social
La transformación económica produjo conformismo político, aunque se produce la protesta de los hijos de los vencedores: la protesta estudiantil; igualmente hubo protestas obreras y del catolicismo progresista.
Desarrollo Económico, Apertura y Tardofranquismo (1965-1975)
Llegan al poder los llamados tecnócratas, personas que llegaban a sus cargos en función de su preparación técnica y su capacidad de gestión. Se intenta la institucionalización del régimen con una serie de “leyes fundamentales” en lugar de una constitución y con unas Cortes corporativas, controladas y sumisas. Se inicia la Apertura con la Ley de Prensa, la Reforma Sindical y la elección por sufragio universal de los procuradores familiares a Cortes.
En economía se vive el crecimiento Económico de los 60 y 70, gracias a tres motores: turismo, inversiones extranjeras y las divisas aportadas por la emigración de mano de obra.
La agricultura tradicional sufre una fuerte crisis a causa de su escasa modernización. Curiosamente, lo que no se consiguió con las amortizaciones decimonónicas ni con la reforma agraria republicana se consiguió con el abandono del campo por un millón de jornaleros que se dirigieron a la ciudad o al extranjero provocando aumentos salariales que obligaron a desaparecer las propiedades más pequeñas y menos rentables, y a introducir una mentalidad rentabilista y modernizadora en los latifundios.
El crecimiento económico fue consecuencia del crecimiento industrial. En el periodo de 1961-1964 el crecimiento del producto industrial fue impresionante: de un 12'5 5, y en el de 1965-1973 de un 7'8. Desde 1931 hasta 1970 la producción eléctrica se multiplicó por 27, la de carbón por 2, la de acero por 10 y la de cemento por 8. La industria más pujante fue la química y la del automóvil.
El régimen había logrado la modernización de España; sin embargo, ésta se produjo de manera bien distinta a la prevista por el dictador, quien creía poder combinar progreso económico y tecnológico con cultura católica y tradicionalista, lo cual resultó imposible. Una clase media mucho más amplia se había desarrollado, el analfabetismo había desaparecido y se adoptaron pautas y actitudes socio-culturales radicalmente distintas. Apareció la cultura de unas masas consumidoras y la secularización de una sociedad que se volvió más liberal y permisiva. Había ocurrido sencillamente que la sociedad española había experimenado un proceso similar al ocurrido en la Europa occidental durante la generación precedente, a excepción de la reforma política. Nos encontramos con la “contradicción española”: si en el siglo XIX y primeros del XX las élites políticas habían intentado introducir cambios políticos demasiado avanzados para una sociedad subdesarrollada, en los anos 70 la sociedad y la cultura españolas eran más avanzadas que su retrógrado y represivo régimen político.
Se vive un importante crecimiento de la protesta social. Ahora los sindicatos relevan a los estudiantes en el número de conflictos. Hay un elevadísimo número de huelgas. También crece la oposición política y surge el terrorismo. El mundo cultural e intelectual se aliena totalmente respecto del régimen, el cual, en paralelo a la decadencia biológica de Franco, se esclerotiza y descompone, revelándose un obstáculo para la paz social. Se hacía evidente que el régimen no iba a sobrevivir a Franco. En 1969, Franco elige al príncipe Juan Carlos, nieto de Alfonso XIII, como su sucesor. En noviembre de 1975 muere Franco y siete meses más tarde se inicia un amplio proceso reformador bajo la guía del mentor del rey, Torcuato Fernández Miranada y de su nuevo primer ministro, Adolfo Suárez. Pacíficamente, paso a paso, desde dentro a fuera, se introduce un sistema parlamentario democrático bajo una monarquía constitucional. El trauma de la guerra civil se va superando y por primera vez en la historia de España líderes de la izquierda socialista y comunista y nacionalistas catalanes y vascos cooperan con moderados y conservadores para redactar una nueva constitución a través del consenso. Una constitución que no refleja los valores ni de la izquierda ni de la derecha de los años 30, sino de la democracia liberal. El camino recorrido ha sido largo y tortuoso, pero la democracia liberal, rechazada por ambos bandos en 1936, emerge finalmente triunfante tras la muerte de Franco.

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