Esquema
- Ideología
- Anticomunismo
- Antiliberalismo
- Antiparlamentarismo
- Nacional Catolicismo
- Nacional Sindicalismo
- Tradicionalismo
- Política
- Falange
- Monárquicos
- Ejército
- Iglesia
- Tecnócratas del Opus Dei
- Apoyo social:
- Grandes propietarios
- Burguesía industrial
- Banca
- Empresarios y especuladores
- Clases medias
- La Iglesia
- Los primeros años (1939-1950)
- El Nuevo Estado
- Represión
- Racionamiento
- Maquis
- Bloqueo internacional y autarquía
- Años cincuenta
- Apertura internacional (tratado EEUU, Concordato)
- Liberalización económica
- Ayuda económica internacional
- Primeras protestas
- Ley de Principios del Movimiento Nacional
- Descolonización de Marruecos.
- Período 1959-1975
- Renovación de la dirección (tecnócratas y reformistas)
- Expansionismo económico
- Crece la oposición
- Apertura
- Institucionalización del régimen
- Leyes Fundamentales
El
franquismo no fue una dictadura totalitaria, sino más bien una
dictadura personal basada en la adhesión de los vencedores a la
persona de Franco (Caudillaje), quien se presenta como figura
providencial. La dictadura tomó plena forma durante 1938-1939 con
una nueva ley que ratificaba la autoridad de Franco y su potestad de
promulgar decretos, con una fuerte presencia del
Ejército y de la Iglesia, un estatuto de prensa
opresivo que sometía toda publicación a una rígida censura, un
sistema nacional sindicalista que controlaba y regulaba trabajo y
producción, y una judicatura y educación fuertemente purgadas. La
Ley de Responsabilidades Políticas dictó una política de
vencedores y vencidos. La represión fue brutal hasta 1950.
No
tenía un ideario
concreto aunque su régimen puede definirse en términos de
nacional-catolicismo, nacional-militarismo, nacional-patriotismo,
antidemócrata, antiliberal, antiinstitucional, antiparlamentario y
antipluralista. Uno de sus objetivos prioritarios fue su
supervivencia. Su lema: orden, unidad y aguantar. Recibió el apoyo
social de la Iglesia, la alta burguesía financiera y empresarial,
los latifundistas y unas clases medias nacidas en los años del
desarrollismo económico.
La política se
caracterizó por su moderación, flexibilidad y capacidad de
evolución (desde el fascismo de los 40 hasta la dictadura
desarrollista de los 60). La indiferencia de Franco por la política
hizo que cobrara importancia el Consejo de Ministros y que los
ministros tuvieran un margen importante de poder. Franco se limitó a
ejercer un arbitraje salomónico: no apoyar a ninguno de las
personalidades enfrentadas, sino apartar a ambas del gobierno. Los
gobiernos eran coaliciones informales formadas por las distintas
familias políticas (carlistas, monárquicos, falangistas, católicos
y los llamados tecnócratas) en que existía un complicado modelo de
relaciones clientelísticas de influencias fluctuantes.
En la última etapa el
poder se agrupaba en clientelas personalistas que se enfrentaban por
el poder o por la apertura, pero no por ideología alguna. La falta
de institucionalización era, no testimonio de debilidad, sino
muestra de capacidad de adaptación.
La
tentación fascista y la supervivencia (1939-1951)
Del
Estado totalitario al nacional-catolicismo (1939-1945)
Los acontecimientos
exteriores son los que determinan no sólo la política exterior
sino, también, la interior. Así, tras la derrota de Francia por
Alemania, Franco proclama la “no beligerancia” que fue en
realidad una prebeligerancia. El régimen vive la tentación fascista
y se identifica con la causa del Eje, que duró hasta la caída de
Mussolini y el desembarco de Normandía, que hacía prever la
victoria de los aliados. Tras estos acontecimientos, el régimen
siguió un incierto camino hacia la neutralidad.
Se promulga la Ley de
Cortes (1942) con un componente tradicionalista sin capacidad de
acción y decisión.
Del aislamiento a la
inserción internacional (1945-1950)
Presión de los aliados
contra el régimen, que es excluido del plan Marshall y de los
organismos internacionales. Francia cierra su frontera con España.
El régimen padece años de ostracismo y practica la defensa
numantina.
Franco recurre al
catolicismo político para acercarse a las Democracias Cristianas de
la Europa de su tiempo.
Se acomenten unos cambios
cosméticos: momentánea desaparición de la secretaría general del
Movimiento, que reaparecería pasada la tormenta. Se promulga el
Fuero de los Españoles: mera declaración de derechos, sin
consecuencia alguna, para ocultar la realidad vergonzante. Con el
referéndum de 1947 se quiso dar una apariencia democrática. Se
promulga la Ley de Sucesión que legitima el régimen como monarquía
, que reconoce a Franco como regente de por vida. En 1948, Don Juan
Carlos es enviado a España.
Autarquía y
racionamiento: política social y económica en la década de los 40.
A causa de la destrucción
del aparato productivo y la lentitud de la reconstrucción, hubo un
descenso de la productividad y de la renta nacional. Se impone la
autarquía (economía de autosuficiencia) sin intercambios
exteriores, fundamentada no en la conveniencia sino en el
nacionalismo. España vive una economía rígida de racionamiento con
el parco consumo sometido a una cartilla de racionamiento que nació
con carácter provisional pero que duró doce años. El mercado negro
y el estraperlo fueron consecuencia del rígido intervencionismo
estatal.
El apogeo del régimen
(1951-1965)
Del
aislamiento a la inserción internacional (1951-1965)
En el concierto
internacional, los factores de índole estratégica se imponen a los
de carácter ideológico. Con la guerra fría aumenta la tolerancia
respecto del anticomunista Franco. Se firma el Concordato con la
Santa Sede (1953) y se pacta con Estados Unidos (bases militares a
cambio de ayuda económica). Para el régimen supuso la revalidación
internacional del Estado español por una autoridad moral y una gran
potencia capitalista. Llegados a este punto la oposición exterior a
Franco había fracasado y la interior llevada a cabo por los
guerrilleros maquis totalmente desbaratada.
El
cambio en la política y en la realidad económicas
En los años 50 llega la
ayuda económica y diplomática norteamericana. España es admitida
en la ONU (XII, 1955) y se vincula a organizaciones internacionales
como la OECE, el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo
y el Fondo Monetario Internacional. Hubo un crecimiento importante de
un 8 % anual en la industria. Se pasa de una economía
mayoritariamente agraria a otra semi-industrial. No hay que olvidar
un factor importante: la renta de situación, es decir, la de un país
situado en el extremo sudoccidental de una Europa industrial
floreciente como era en la época.
En 1957 hay enfrentamientos
armados en Ifni y en 1958 se inicia con renuencia la descolonización
de Marrruecos.
De
la oposición política a la oposición social
La transformación
económica produjo conformismo político, aunque se produce la
protesta de los hijos de los vencedores: la protesta estudiantil;
igualmente hubo protestas obreras y del catolicismo progresista.
Desarrollo Económico,
Apertura y Tardofranquismo (1965-1975)
Llegan al poder los
llamados tecnócratas, personas que llegaban a sus cargos en función
de su preparación técnica y su capacidad de gestión. Se intenta la
institucionalización del régimen con una serie de “leyes
fundamentales” en lugar de una constitución y con unas Cortes
corporativas, controladas y sumisas. Se inicia la Apertura con la Ley
de Prensa, la Reforma Sindical y la elección por sufragio universal
de los procuradores familiares a Cortes.
En economía se vive el
crecimiento Económico de los 60 y 70, gracias a tres motores:
turismo, inversiones extranjeras y las divisas aportadas por la
emigración de mano de obra.
La agricultura tradicional
sufre una fuerte crisis a causa de su escasa modernización.
Curiosamente, lo que no se consiguió con las amortizaciones
decimonónicas ni con la reforma agraria republicana se consiguió
con el abandono del campo por un millón de jornaleros que se
dirigieron a la ciudad o al extranjero provocando aumentos salariales
que obligaron a desaparecer las propiedades más pequeñas y menos
rentables, y a introducir una mentalidad rentabilista y modernizadora
en los latifundios.
El crecimiento económico
fue consecuencia del crecimiento industrial. En el periodo de
1961-1964 el crecimiento del producto industrial fue impresionante:
de un 12'5 5, y en el de 1965-1973 de un 7'8. Desde 1931 hasta 1970
la producción eléctrica se multiplicó por 27, la de carbón por 2,
la de acero por 10 y la de cemento por 8. La industria más pujante
fue la química y la del automóvil.
El régimen había logrado
la modernización de España; sin embargo, ésta se produjo de manera
bien distinta a la prevista por el dictador, quien creía poder
combinar progreso económico y tecnológico con cultura católica y
tradicionalista, lo cual resultó imposible. Una clase media mucho
más amplia se había desarrollado, el analfabetismo había
desaparecido y se adoptaron pautas y actitudes socio-culturales
radicalmente distintas. Apareció la cultura de unas masas
consumidoras y la secularización de una sociedad que se volvió más
liberal y permisiva. Había ocurrido sencillamente que la sociedad
española había experimenado un proceso similar al ocurrido en la
Europa occidental durante la generación precedente, a excepción de
la reforma política. Nos encontramos con la “contradicción
española”: si en el siglo XIX y primeros del XX las élites
políticas habían intentado introducir cambios políticos demasiado
avanzados para una sociedad subdesarrollada, en los anos 70 la
sociedad y la cultura españolas eran más avanzadas que su
retrógrado y represivo régimen político.
Se vive un importante
crecimiento de la protesta social. Ahora los sindicatos relevan a los
estudiantes en el número de conflictos. Hay un elevadísimo número
de huelgas. También crece la oposición política y surge el
terrorismo. El mundo cultural e intelectual se aliena totalmente
respecto del régimen, el cual, en paralelo a la decadencia biológica
de Franco, se esclerotiza y descompone, revelándose un obstáculo
para la paz social. Se hacía evidente que el régimen no iba a
sobrevivir a Franco. En 1969, Franco elige al príncipe Juan Carlos,
nieto de Alfonso XIII, como su sucesor. En noviembre de 1975 muere
Franco y siete meses más tarde se inicia un amplio proceso
reformador bajo la guía del mentor del rey, Torcuato Fernández
Miranada y de su nuevo primer ministro, Adolfo Suárez.
Pacíficamente, paso a paso, desde dentro a fuera, se introduce un
sistema parlamentario democrático bajo una monarquía
constitucional. El trauma de la guerra civil se va superando y por
primera vez en la historia de España líderes de la izquierda
socialista y comunista y nacionalistas catalanes y vascos cooperan
con moderados y conservadores para redactar una nueva constitución a
través del consenso. Una constitución que no refleja los valores ni
de la izquierda ni de la derecha de los años 30, sino de la
democracia liberal. El camino recorrido ha sido largo y tortuoso,
pero la democracia liberal, rechazada por ambos bandos en 1936,
emerge finalmente triunfante tras la muerte de Franco.
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