sábado, 12 de octubre de 2013

La Inquisición


La Inquisición

El Tribunal de la Santa Inquisición, que sustituía la Inquisición medieval bajo control Papal, fue establecido en 1478 en Castilla por los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica. Fue puesta bajo la directa autoridad de la Corona.
Aunque el establecimiento de la Inquisición fue ante todo una medida religiosa destinada a mantener la pureza de la fe, tuvo también repercusiones políticas, ya que el rey Fernando extendió la Inquisición castellana a la Corona de Aragón, pasando a ser la única institución común a todos los españoles. Así se compensaba la ausencia de una unidad política con una devoción religiosa común.
En un principio, la Inquisición se ocupó principalmente de los conversos judaizantes y moriscos, sobre todo tras el edicto que les ordenaba a convertirse o a ser expulsados, pues se sospechaba que continuaban practicando secretamente su fe anterior.  Además, la Inquisición ejerció la censura para impedir la difusión de herejías; por ello elaboraba los Índices de libros prohibidos. 
El Santo Oficio se hallaba repartido por todo el país, siempre atento a las manifestaciones de heterodoxia y practicaban el desagradable expediente conocido como el Edicto de la Fe, por el cual los inquisidores visitaban los distritos y exhortaban a la población a denunciar prácticas reprobables y heréticas. Basaba su fuerza en el temor, convirtiéndose en un gran aparato movido por delaciones y denuncias. El tribunal poseía rasgos distintivos que le hacían particularmente censurable, como el secretismo,  la duración interminable de sus procesos, la confiscación de bienes, y,  engendró un clima de desconfianza y de sospechas mutuas. Algunos historiadores piensan que este clima de temor y sospecha supuso un duro golpe en la vida intelectual española al reprimir el debate y la investigación.
Los declarados culpables tenían que abjurar públicamente de sus crímenes y aceptar un castigo público como el Sambenito, y podía implicar largas condenas a prisión y galeras, además de la confiscación de todas sus propiedades. El mayor castigo era la hoguera que fue aplicada a heréticos impenitentes. La ceremonia en que se solemnizaban estos casos era el Auto de Fe.
El período de mayor actividad se registró a finales del s. XV y  principios del XVI. Con el advenimiento de las ideas ilustradas decayó. Fue abolida por el liberalismo en el 1834.

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