La
Inquisición
El Tribunal de la Santa Inquisición, que sustituía la Inquisición
medieval bajo control Papal, fue establecido en 1478 en Castilla por
los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica. Fue
puesta bajo la directa autoridad de la Corona.
Aunque el establecimiento de la Inquisición fue ante todo una medida
religiosa destinada a mantener la pureza de la fe, tuvo también
repercusiones políticas, ya que el rey Fernando extendió la
Inquisición castellana a la Corona de Aragón, pasando a ser la
única institución común a todos los españoles. Así se compensaba
la ausencia de una unidad política con una devoción religiosa
común.
En
un principio, la Inquisición se ocupó principalmente de los
conversos judaizantes y moriscos, sobre todo tras el edicto que les
ordenaba a convertirse o a ser expulsados, pues se sospechaba que
continuaban practicando secretamente su fe anterior. Además, la Inquisición ejerció
la censura para impedir la difusión de herejías; por ello elaboraba
los Índices de
libros prohibidos.
El
Santo Oficio se hallaba repartido por todo el país, siempre atento
a las manifestaciones de heterodoxia y practicaban el desagradable
expediente conocido como el Edicto de la Fe,
por el cual los inquisidores visitaban los distritos y exhortaban a
la población a denunciar prácticas reprobables y heréticas. Basaba
su fuerza en el temor, convirtiéndose en un gran aparato movido por
delaciones y denuncias. El tribunal poseía
rasgos distintivos que le hacían particularmente censurable, como el
secretismo, la duración interminable de sus procesos, la confiscación
de bienes, y, engendró un clima de
desconfianza y de sospechas mutuas. Algunos historiadores piensan que este
clima de temor y sospecha supuso un duro golpe en la vida intelectual
española al reprimir el debate y la investigación.
Los
declarados culpables tenían que abjurar públicamente de sus
crímenes y aceptar un castigo público como el Sambenito, y podía implicar largas condenas a prisión y galeras,
además de la confiscación de todas sus propiedades. El mayor
castigo era la hoguera que fue
aplicada a heréticos impenitentes. La ceremonia en que se
solemnizaban estos casos era el
Auto
de
Fe.
El período de mayor actividad se registró a finales del s. XV y principios del XVI. Con el advenimiento de las ideas ilustradas decayó. Fue abolida por el liberalismo en el 1834.
No hay comentarios:
Publicar un comentario